jueves

Esquinas

Una mano.
Una mano que roza la pared; la acaricia, la detesta. Sangra, goza. Percibe su textura, el calor, la temperatura. Se lastima, sana, vuelve a lastimar.
Habla, calla, sonríe, putea, llora.
Quemar los papeles hasta volver al pasado cenizas que no arden. Esconderlas debajo del sillón.
Cajas viejas, cajas con historia. Apiladas, olorosas y llenas de humedad.
Veredas con hojas de otoño, una cerca de cemento. Respiración profunda y sabor a chocolate.
El vino que se acaba, la copa de vidrio que estalla en mesas vacías, en humo condensado.
Demasiadas preguntas para pocas respuestas, buscar la ropa limpia entre tanta mugre.Gatos en tejados, perros tras las rejas. La rabia y el lamento. Cicatrices y crecer de golpe. Todo eso no basta, todo eso es poco. Luces que se encienden y calman las ansias. 

La lluvia como banda sonora, fotografías en blanco y negro. Balas perdidas en paraguas negros y una mano que te sostiene. 

1 comentario:

Jorge Curinao dijo...

Como cuando el silencio es posible
y las palabras empiezan a temblar.