miércoles

Desatar


Me sumergí entonces en lo onírico una vez más. Pero repentinamente, entre sueños abrí los dos ojos enormenente y casi por inercia, como un llamado natural, como esa evocación mental que no sabemos explicar pero que sucede. Esa que hace un tiempo atrás, cuando las primeras líneas comenzaban a escribirse, se emperraban en convencerme que debía mantener distancia, que todo es raro y mejor no te zambullas Daniela. Pero yo sabía que todo es siempre un tapado de arpillera para que el agua no pase y el sol no queme.Y así me encuentro con las palabras de un Spinetta que siempre estuvo y está. Cuando ya no hay más que decir, o cuando a lo que se dice implícitamente es necesario agregarle su cucharada de luna en polvo.Entre nubes bajas y densas tus líneas, tus curvas. Los ritmos, las rayas. Los blancos terribles y los espacios atiborrados de tinta negra. Respirar para no ahogarse entre tanto cuerpo fundido. Entre pelos que entran en las bocas porque así es mejor. Amar con los ojos, las manos, la prisión de piernas que se confunden, con torpeza, con las bocas que quieren devorar pero no para saciar hambre más bien para llenar el alma. Todavía no puedo explicartelo, tengo miedo de caer en repeticiones, en reiteraciones que ya no son aleatorias porque siento que recaigo en la figurita repetida y late late late, esperando siempre un nola nola nola. (y si, esa costumbre que tengo de querer ver lo que no se ve, de querer tener lo que no se tiene, de querer meter mano donde se no pueda. De querer dar lo que no se consigue)

Cargar con uno mismo



Un día como hoy, un día cualquiera. La insoportable carga que nos imponemos en la espalda. La irrefrenable manera de creer que todo lo atravesamos con nuestra presencia. Creernos los únicos que soportan el peso del tiempo y de las rutinas. Sabernos equivocados y taparnos los ojos.Saber que se puede ver sin mirar pero tener miedo.Saber que somos lo que sembramos pero tener vergüenza.Saber que las mismas manos que hoy acarician algún día lastimaron y sentirnos sucios por eso.Ahora que lo sé, en este instante suspendido en el tiempo, un día cualquiera, cargado, muy cargado voy a salir a ver un sol que está escondido, voy a salir a gritar, voy a salir a llorar con los ojos inundados de sangre, voy a dejar que la inmensidad me congele las pestañas. Voy a permanecer muda ante la nada y que la noche se me caiga encima. Que las babas del diablo se me peguen en los dedos... quedarme así. Y mañana tal vez. Si, mañana tal vez.

No - (con) vence


No es fácil. Digo, el viernes rojo, una carta leída con erres patinadas. Sentir que me pertenece, sentir que habla un poco de mí, un poco de vos.
Apurar los tragos, los cigarros, las chicharras, las lucecitas. Peinarme y despeinarme. Dilatar la noche en un tintero vacío. Porque asi se me va el verano. Un instante y el mercurio que explota en mi cabeza.
Perderme en el humo verde de la inconstancia. Que mejor arriba, y asi no.
Tener clavados los ojos en un cajón cerrado hace tiempo, y frío, y febreros. Anular los reflejos del vidrio proyectándose sobre las manos.
Volver a cierto viernes que hace tiempo destiñó color rojo. Poder sentir la distancia acá ¿ves?. Si se sabe que asi no se puede. Escombros de momentos que se apilan en aquel rincón y juntan mugre.
Una línea que se corta, y el colchón enorme que devora los pies.