miércoles

Palabras que encuentro en mis cajones (Parte III)


Sueño que soy niña otra vez, que tengo una remera rayada azul y roja, que tengo unos jeans cortados encima de las rodillas. El pelo suelto y largo.

Sueño que estoy en un barrio de sepia, con gente que habla mucho y dice poco. Sueño con un puente que vi en Mendoza, y con una serie de acontecimientos extraños y de poca relación entre sí.

Sueño con dos viejas morenas, sus cabellos enrulados y sus lenguas filosas en la espalda.

Sueño con un tren viejo, de madera. Con tarjetas llenas de mensajes. Con un secreto al oído, no quieren que estés más por acá. Nos van a matar.

Sueño con una tarde muy calurosa. Con el paisaje en sepia, con el puente y camino de tierra. De repente un hombre muy gordo sentado en un sillón en medio de la calle, me mira desafiante. Detrás un viejo sin piernas, tose escupiendo flema densa y pastosa, deja caer una de sus muletas y se desploma contra el suelo. El gordo me mira, me invita a ayudar al viejo.

Sueño que me acerco, que le extiendo una de sus muletas y cuando me doy vuelta el gordo saca un revolver plateado, corro hacia la vereda de enfrente, de pronto el panorama cambia, es un barrio antiguo, repleto de árboles frondosos, de sombra que alivia en verano. Desde esa vereda veo cómo el gordo dispara hacia mí, no tengo miedo, de hecho ni siquiera me inmuto, sólo lo observo.

Sueño que la tristeza me invade, que caigo rendida. Que la vereda marrón con surcos es ahora mi cielo.

Sueño que alguien me lleva entre sus brazos. Que las viejas morenas con cabellos enrulados salen detrás de una cortina naranja, que critican por lo bajo, pero insultan a los gritos cuando ya estamos a media cuadra de ellas.

Sueño que estoy en una cocina. Que en esa cocina hay una lámpara roja, una mesa redonda, azulejos blancos con flores.

Sueño que me acompañan varios osos de peluche desgastados, y en cada silla un grabador. Voy presionando la tecla que inicia la cinta, escucho las voces de gente que ya no está. Voces que me dicen feliz cumpleaños una y otra vez.

Sueño que veo a esa niña sentada en la mesa, presionando botones con osos a su alrededor.

jueves

Palabras que encuentro en mis cajones (Parte I)


Que sé yo. A veces soy asquerosamente triste, exagerada, pegajosa y hasta lejana. Pero hoy yo también quería romper esta distancia que nos separa. Decirte que te quiero. Mi receta es: cuando estés triste, derramar tinta en la hoja. Cuando quieras reflexionar, mezclar las palabras con trementina. Cuando quieras cambiar el aire, lavar los pinceles y así empezar una obra nueva.